Pulso con las palabras




Te adentras ávido en el laberinto
tras ellas
ignorante de que se saben todos los juegos

antes de que trataras de alcanzarlas
ya habían enredado con su espiral
tu ingenua voluntad

ahora son ellas quienes deciden
las que pulsan tu resistencia
las que te someten

y te dejan inerme




(Foto. W.E.Smith)


A la palabra




No quedan causas justas
en el mundo

no viertas mi sangre
si no estás segura
de que puedes rescatarme 




(Foto. Isabel Gómez)


Declaración



Las camisetas hicieron su agosto:
te amo N.Y. pregonaban
desde el algodón asiático de corazón smile

pero yo te amo a ti
ciudad desconocida ciudad
que me espera ciudad olvidada ciudad
de provincias que sufres que te alteren

te amo a ti ciudad en ruinas
sujeta al recuerdo por las lianas de los manglares
te amo a ti ciudad destruida y tantas veces puesta en pie
sobreviviendo a los agresores
amo el perfil de la ciudad saqueada
y el silencio de sus muros sepultados
bajo las arenas del desierto

te amo a ti la ciudad humilde
de artesanos la ciudad que los obreros
ocuparon cuando fue cambiando tu rostro
amo la ciudad que iba camino de serlo
pero quedó en aldea
incluso amo a la ciudad lujosa abocada al declive
porque se durmió en su pasado egotista

amo las ciudades apeadas de la historia
y la de los caravansarai y las que hallaron
los conquistadores cuando perplejos invadieron
los reinos del sol
y las que levantaron catedrales anhelando la montaña
por cuyas laderas trataron de ascender hacia lo improbable
pero no lograron salir de sus murallas

no necesito portar ningún icono sobre mi piel
sólo mi devota entrega:
te amo a ti ciudad
que aún no has nacido




(Foto. Jan Saudek)

Zarpazo



Fue entre dos luces
        tal vez entre dos sueños
la calima me derribó con su zarpa incandescente

        disipó en su tránsito todo mi pasado
de noche y de silencios




(Foto. Marcus Erixson)


Impaciencia




Embeleso del niño con la carrera impetuosa de las nubes.
               Asombro de un vuelo raso.
Lame el aire imitando un vértigo entusiasta.
               Luego maldice con desdén las obediencias
que le impiden ser nimbo o rayo o fluido
o siquiera una sombra.
               Urgencia de lo otro
y el picor que le azuza por llegar más lejos.
El cielo es imparable y él tan lento.
               Impaciente mirada.
Pregunta al viejo pastor
¿por qué corren tanto?
               No son las nubes, le responde
el  anciano sagaz.
               Son las horas.




(Foto. Fay Godwin)


Cautivo




Vénceme
           y en mi cautividad
dispón el sacrificio

haz que perezca
           para que me salve




(Foto. Michal Macku)

El viento



Te oigo y sé
que eres tú
            por cómo te desplazas delicada
e invisible junto a mi sombra

y escucho un silabeo

ven al silencio dices
            o murmura por ti el viento
con mirada húmeda

ven a este espacio en que nada prometo
y déjate caer
            como una línea repentina
sobre un papel con trazos destrazados

ven a tu disolución en mi costado
            hasta esta cálida raya
donde tus palabras
me dices
se convierten en latidos que nos estuvieron esperando
            en otras vidas

y sólo escuchamos un goteo

úntate
            susurras
que se nos vaya la sangre más dulce
            a través de la cruz de nuestros cuerpos




(Foto. Itou Kouichi)

Tedio




Con qué sueñan los hombres vacíos por las noches
sino con hacer durar sus sueños

se refugian en las oquedades del olvido
mientras reptan con tedio
a través de llanuras inhóspitas

agrietadas y turbias las del deseo
las únicas que permanecen abiertas en su languidez
las veinticuatro horas




(Foto. DGTLK)

Llamada




Dime, dime quién soy
la voz que me nombra desde dentro
es tan débil
necesitaré otra garganta
que pronuncie por mi
y otra mano que dibuje con la mía
los trazos que voy olvidando

quedan aún tantas páginas en blanco
en el cuaderno de mis días



Instante




Siéntate bajo el viejo árbol
hasta que salgas de ti;
siente la tierra áspera
hasta que entres en ti.

Sólo eres la fina arista que va desde tu infancia
hasta el paisaje
y te roza.




(Foto. Martin Stranka)


Inquietud





Sobre la oscuridad
la palabra
se erige como luz.
O eso creía.
Pero, ay, y si sólo se trata de una máscara
disfrazando las  tinieblas,
¿qué será de nosotros?




(Foto. Michal Macku)

Agónico




Desnudas madrugadas
en que muero sobre tu vientre
hundido bocabajo
araño las sábanas inclementes y vacías
aquella convulsión en que me descompongo
no puede evitar el grito
que hace agonizar al hombre.

Mar de Aral



       
        Se borraron todas las huellas
la arena volvió a ser piedra
y la espuma de las olas se convirtió más que nunca en sal
        lo que había sido siempre.
Sólo permaneció de la vieja era un viento ardiente y reseco
        que convertía en orfandad el recuerdo del mar.

Permanecimos varados en medio del paisaje yermo
a la espera del rescate
         contemplándonos.




(Foto. Anders Petersen)

Para dos



Cuando dejé de ser aquel poeta
           Oguzcan
perdí mi lengua perdí
a Beethoven a Debussy
           los ojos de las medusas
extravié mis propias cenizas
que se disolvieron por los Bósforos
de todos los continentes
           y ya no podré volver a soñar en los desiertos
del Taklamakán.
Sólo la memoria secreta de otro ser
            inalterable y secreto
recorre de nuevo el mundo en busca
de los orígenes que habitan en la mujer
            que nunca puede desaparecer.