Sabor




Si me llegas al sueño
si te nombro
si me encuentras
si te expandes
si me arrojo

probaremos el sabor de la tierra.



(Foto.Elena Baca)

Construcción



Soñé que me deslizaba en la noche
junto a tu espalda de arena
            tu nuca acogía mi boca
la saliva embarrando tus contornos
y con ella
el vuelo de un dilatado aliento           
            que te daba la vida


 


(Foto. Michael Ackerman)


Tiento




No debimos permanecer bajo los álamos
aquella tarde

                   la tormenta descargó a nuestro lado y tú
tú extendiste la mano
para ver si la lluvia era pálida
o sonreía
                   un relámpago iluminó nuestros rostros
en su sacudida despiadada nos hurtó la mirada

fuimos tiento ciego sobre la tierra húmeda
                   hasta anegarnos



Oráculo



Anhela, hombre, las cuatro estaciones
                  crece y fructifica
no temas agostarte hasta ser tus cenizas
las que quedarán
                  tras el fuego de los días

(así le habló el oráculo desde las tinieblas)





Sacrificio




Turba mi noche
           desliza el círculo de tus labios
sobre estos dedos que desgranan
desasosiegos
           arrójate a la cruz donde me sacrifico
de tu ausencia
ulcérate en mis llagas
           y queda en paz
tras tu penúltima muerte
          



(Foto. Anders Petersen)

Permanencia




Frágil
recogido en el fondo de la hura
no me reconozco
                ignoro si soy sombra o fiera
así despierto a las tenues horas
entumecido aún por la angosta galería
de los sueños
                desorientado
te busco con agitación
                 si me desplazo a un lado
sé que te trasladas conmigo
erguida sobre mi cráneo como lengua de fuego
                 ni un paso atrás ni uno sin ti
mis pisadas
se rigen por la bondad de esa luz
me disuelvo en ella
                soy emulsión que habla los lenguajes del aire
al impactar sobre tu cuerpo

permanencia



(Foto. Diana Blok)

Libación




Mi boca te pronuncia
a la primera luz.
El nombre se hace exclamación.
Oferente
me entregas tu sangre
y sujetando el cáliz
libo.
Aroma húmedo que inunda mis entrañas
dejando de ser yo.
Qué ebriedad la del sueño.




(Foto. Michael Ackerman)

Caleidoscopio




¿Recuerdas cuando sostenías la mirada del viento?
                         La tensabas hasta que el filo de su corriente
se clavaba en ti convirtiendo tus lágrimas en piedra.
                         Tus ojos danzaban como figuras de caleidoscopio.

Una suerte que se descoloquen los paisajes,
decías. Siempre surge
uno diferente y más divertido.

                         Difícil equilibrio mantener la acometida del viento
sobre tus ojos de adolescente.
Corrías,
pero al ir a habitar la nueva geometría de los sueños
se derrumbaba.

                        Aún no sé cómo resistieron tanto tus pupilas
al zarandeo de los susurros ausentes.

Hoy dibujas perfiles de palabras
para calmar la espera.




(Foto. Daido Moriyama)

Sin tregua




Despierto y no estás.
              La hierba es rocío
y el viento de acero.
Una huella de luz
               abrasa mis pies desnudos
con un trazo curvo.
Me conduce a ti
                a tu justa impaciencia.
Rumor de alientos
encontrándose en el alba sin sosiego
ni tregua.
                Aullido.




(Foto. Michael Ackerman)


Vínculo



Buscas tu centro
y de tanto estar en ti
no lo ves
no lo piensas
no lo retomas.

Pequeña herida que abrió
la más incurable.




(Foto. Diana Blok)