Caleidoscopio




¿Recuerdas cuando sostenías la mirada del viento?
                         La tensabas hasta que el filo de su corriente
se clavaba en ti convirtiendo tus lágrimas en piedra.
                         Tus ojos danzaban como figuras de caleidoscopio.

Una suerte que se descoloquen los paisajes,
decías. Siempre surge
uno diferente y más divertido.

                         Difícil equilibrio mantener la acometida del viento
sobre tus ojos de adolescente.
Corrías,
pero al ir a habitar la nueva geometría de los sueños
se derrumbaba.

                        Aún no sé cómo resistieron tanto tus pupilas
al zarandeo de los susurros ausentes.

Hoy dibujas perfiles de palabras
para calmar la espera.




(Foto. Daido Moriyama)