Soy tu animal. Mi olfato
te detecta y pone en guardia cada palmo secreto
que se agita incontenible
antes de que estés en mi presencia.
Llegas y me miras
robándome los ojos
llegas y me hablas con un ligero y sugerente vaivén
de los labios
llegas y te plantas para que yo vacile
llegas y enredas tus dedos gélidos
entre los cabellos de mi sien.
Juegas con mi instinto sediento y lo domeñas
me cercas
me conduces a un espacio de servidumbre
donde no me deseas apaciguado
sino solo dúctil.
No te sosiegues mi pequeño bárbaro,
me ordenas imperativa,
no ocultes las pezuñas que desbrozan la hierba
cuando corres hacia mí.
Despójame de mi última resistencia,
y muerde con tu boca de Fauno hambriento
como si fuera la última cena
entre dos presas.
(Foto. Antoine d'Agata)