Permanencia



Ni las nieblas
          ni la ausencia
                   ni la distancia
suponen óbice alguno para desviarme de ti.
Lo verdadero
es aceptar el flujo de la lluvia.
Las nubes no pueden engullir jamás
el terco rostro de la luna.
Lo permanente late en nuestra complicidad.
Nos hemos refugiado
          en aquella guarida de arbustos
y zarzamoras
donde nos estuvimos amando de niños
sin saberlo todavía.



(Foto. Antoine d'Agata)